Frankarlos Benítez es, para los efectos de quienes nunca desisten en la conquista de sus sueños, un auténtico guerrero. Ha pasado por tantas cosas que, nada, absolutamente nada, le parece imposible. Forma parte del Caracas Fútbol Club, elenco con el cual ha sido hasta convocado a la Copa Libertadores de América, aguardando pacientemente su turno, porque comprende que pronto le llegará la hora de demostrar su valía como guardavalla. Cada día aprende algo nuevo, todo con el firme propósito de aprovechar la oportunidad cuando esta se haga presente.
Fue a la edad de nueve años cuando comenzó a jugar fútbol, haciéndolo en la posición de volante número 5. Para entonces, formaba parte de la Escuela Manzanares, en el oriente de país, hasta que comenzó a formar parte de la Escuela Jesús Yendis de Puerto La Cruz, donde decidió convertirse en portero tras una serie de consejos que le dio su entrenador. Nueva Cádiz, combinado que hace vida en Cumaná, le abrió las puertas para hacerlo competir en un importante torneo de fútbol formativo que se llevó a cabo en Valencia, donde el guardavalla se dio a conocer por su capacidad para custodiar el pórtico. Entonces, ahí nació el primer contacto con la Agencia Secasports, familia de la cual pasó a formar parte, para posteriormente dar el salto a las categorías menores nada menos que del Caracas.
“Ha sido un proceso duro, porque a los 13 años me tocó despedirme de mis padres para quedarme a vivir en una casa club. No fue fácil ni para mí, ni para ellos, pero era parte de una etapa necesaria para cumplir el sueño de ser profesional. Recientemente, disputé una Copa Libertadores Sub-20 que me permitió aprender muchas cosas. Todos los días me entreno a tope”, expresó.
Benítez, hace un año coronado campeón del Torneo Nacional ante la UCV, es una persona que agradece mucho a quienes han estado a su lado, acompañándolo en un sendero que le ha visto superar obstáculos, para cada vez convertirse en una persona que sabe asumir grandes retos. Para cada uno tiene un lugar especial reservado en su corazón, demostrando así sus sentimientos.
“Hay una persona demasiado especial para mí, que por muchos años me trató como su fuese un hijo: la señora Bismary, esposa del profesor Noel Sanvicente. Es increíble todo lo que esa familia hizo por mí, desde llevarme a su casa hasta regalarme ropa. Al profesor también le guardo un aprecio inmenso, así como también a los representantes de mi agencia. Me encuentro en una etapa en la cual quiero aprovechar al máximo cada oportunidad que reciba”, recalcó el portero, quien en 2019 logró alcanzar 26 arcos en cero, siendo esta su gran carta de presentación como golero de elencos juveniles.
Desde hace tiempo, Frankarlos sabe qué es codearse con jugadores de Primera División, encontrándose listo para la acción cuando el momento de demostrar gallardía en la defensa del arco llegue. No importa cuántas dificultades encuentre en su camino, él siempre se las arreglará para estar por encima de todas ellas.
